El padrino:
Capitulo 8
Escenas
• Michael tienen varias conversaciones en el teléfono de la cocina , una de ellas la sostiene con Sonny y la otra con Kay en la cual hablan sobre los problemas que existen sobre la familia de Michael , Kay propone que se vean de alguna u otra forma , propone que ella lo acompañe a visitar a su padre al hospital, Michael rechaza esa idea para mantener por fuera de los escándalos a Kay , el le dice que se vean en otra parte y que el pasa a recogerla para evitar inconvenientes
• La familia corleone se reúne para hablar sobre el atentado del don y los problemas que tienen con Sollozzo ; Sonny pregunta por Paulie Gatto y Clemenza le responde que ya se encargo de el, con una expresión de alegría da a conocer la noticia a la familia , Sonny sigue hablando y quiere mostrar los diversos riesgos que corre la familia con un enemigo como Sollozzo, quiere demostrar a la familia que posiblemente este buscando la forma de que las otras familias de la ciudad lo respalden, para así evitar una guerra de medios .En esta conversación empiezan a tocar el punto de que a pasado con Luca, que si a traicionado a la familia a si Sollozzo lo pudo a ver secuestrado, Sonny añade la posibilidad de Michael pueda ser secuestrado por Sollozzo, en ese momento Halen lo contradice diciendo que si Sollozzo hace eso no solo podría causar una guerra con ellos si no también perdería el apoyo de las otras familias y tendrían que intervenir contra el.
• A la cocina llega el chaleco de Luca Brasi con un pez muerto en su interior, Clemenza lo recoge y lo lleva a la oficina donde estaba reunida la familia, Michael pregunta que significa el pez muerto envuelto en el chaleco, respondiéndole Halen que eso es un antiguo mensaje siciliano q significa que Luca esta nadando con los peces.
Descripción de los lugares
• Cocina : lugar básicamente creado para hacer pizzas y diversos platos italianos , bastantemente iluminado
• Oficina : lugar sombrío , una sola mesa barias sillas , donde se encuentran variedad de licores y barios juegos , en este lugar es donde se reúnen frecuentemente la familia Corleone
Capitulo 9
Escenas:
o Michael va a distar a Kay al hotel es acompañado por algunos hombres de Clemenza, luego de llegar al hotel habla con Kay comen y se toman algunas copas al cavo de algún tiempo, Michael acompaña a Kay a su habitación en la cual hacen el amor después de eso Michael le cuenta a Kay lo que es su familia y le pide que piense en todo lo que a ocurrido.
o Michael se dirige al hospital en el cual ve que no hay ninguna seguridad hacia su padre , al notar esto llama a Sonny y le pide que le ayude con seguridad a su padre; Michael le pide a la enfermera que por favor le ayude a trasladar a su padre a otra habitación por que puede estar al borde de un atentado, al trasladar a el don a otra habitación su padre recobra un poco la conciencia y le habla a Michael, Michael le dice a su padre que puede ser atacado y que no debe sentir miedo, este con un tono burlón sonríe y le muestra a su hijo que el no siente miedo ya que desde muy pequeño ha sido atacado
Descripción de los lugares:
• Hotel: sitio acogedor, con gran iluminación y música de fondo.
• Habitación: sitio ordenado, amplio y diversas cosas para que Kay si sintiera a gusto.
• Hospital: lugar solo y con mucha iluminación, pequeño, con una sola entrada y arreglada para que se sintiera a gusto El Don.
Capitulo 10
Escenas:
• Michael al ver la posibilidad de un atentado ante su padre “El Don”, baja a la única puerta del hospital a montar guardia, en la calle aparece un niño el, Enzo, el hijo del panadero el cual quiere visitar a “El Don” ya que el le salvo la vida, Michael prohíbe la entrada, en ese momento pasa un auto muy rápido, Michael le pide que se aleje al muchacho, este le da también una negativa y le dice que el lo quisiere ayudar en todo lo que se puede, Mike al ver esto nota que el solo no podrá infundir miedo ante los hombres de Sollozo saca un cigarrillo y se lo da a el joven, en ese momento ve que llega un auto negro que venia hacia el hospital, al ver a Mike y a su joven compañero, se asustan y huyen a toda prisa; minutos después llegan barios autos de la policía y arrestan a Mike, Michael ve que esto es un plan de Sollozo el cual no sabia por que todavía había hombres en protección de “El Don”.. Mike mira al oficial de la policía y le pregunta que cuanto le están pagando, el oficial golpea a Mike haciéndolo casi perder el conocimiento, en ese momento llegan los abogados de Sonny, los cuales sacan de embrollo a Mike, en ese instante pierde el conocimiento
• Aparece en una cama de el hospital en ese momento supo que le habían soldado la mandíbula y que había perdido cuatro dientes del lado izquierdo de la boca. Junto a él estaba Hagen, el cual le cuenta que el oficial de la policía esta en la nomina de Sollozzo, que por las diversas cosas que ocurrieron la noche anterior, Sonny se decidió a mandar a matar al Bruno Tattagli.
• Otra vez la familia Corleone, se habla de una reunión con Sollozzo en la cual el único que querían que fuera el era el hijo menor de los Corleone “Michael”, este ve que la única forma de acabar con todo esto es matar a Sollozzo y al oficial que lo defiende; da a conocer una idea en mostrar la unión del oficial con posnegocios de la mafia, así cuando lo asesinara no tuviera tanto revuelo, ya que era mas fácil matar a un oficial corrupto que uno honesto, también les propone que sea el que los asesine ya que nadie mas tendrá la oportunidad de acercarse tanto a Sollozzo ; al ver que esta es la unida manera Sonny da la orden de que organicen todo y que pongan a trabajar el plan que Mike, le toca hacer realidad.
Descripción de los lugares:
o Salida del hospital: sitio solitario poca luz, pequeña, tiene un camino previo el cual se puede divisar a una corta distancia.
o Casa de los corleone: sitio ostentoso grande con diversos pasillos y mucha seguridad.
Vestuario
Michael: pantalón gris, gabán y zapatos negros.
Sollozzo: vestido elegante, pantalón, chaqueta negra y zapatos negros.
Clemenza: vestido, falda gris, blusa blanca y zapatos azul oscuro.
Mike: pantalón oscuro, camisa blanca y zapatos negros.
El Don: bata de hospital.
Enzo: ropa, casual camiseta, pantaloneta y zapatillas.
Luca: pantalón blanco, camisa azul clara, chaleco y zapatos negros
Sonny: pantalón negro, camisa amarilla clara, chaqueta gris y zapatos negros.
Kay: vestido enterizo rojo, blusa azul clara y zapatos rojos.
PARLAMENTOS
Escena 1 Kay: – ¿Cómo está tu padre? –preguntó preocupada.
Michael: – Se pondrá bien –afirmó con alivio.
Kay: ¿Podré acompañarte cuando vayas al hospital a visitarlo?
Michael se echó a reír.
Michael: – Éste es un caso especial –objetó. Si los periodistas se enteran de quién eres, aparecerás en la tercera página del Daily News con unos titulares que dirán: “La heredera de una antigua familia americana mantiene un idilio con el hijo de un alto jefe de la Mafia”. ¿Cómo sentaría eso a tus padres?
Kay: – Mis padres nunca leen el Daily News –respondió Kay, secamente.
Kay prosiguió: ¿Pero tú estás bien, Mike? ¿No corres ningún peligro?
Michael rió de nuevo.
Michael: – Se me conoce como el corderito de la familia Corleone. Soy tan inofensivo, que nadie se preocupará de mi persona. No, todo ha terminado, ya te lo explicaré cuando nos veamos.
Kay: – ¿Y cuándo será eso? –preguntó.
Michael: – ¿Te va bien esta noche? Tomaremos algo y cenaremos en tu hotel, después iré al hospital a visitar a mi padre. Ya estoy cansado de estar todo el día junto al teléfono. ¿Qué te parece? Pero ni una palabra a nadie.
Kay: – Muy bien. Te esperaré. ¿Quieres que te compre algo? ¿Necesitas cualquier otra cosa?
Michael: – No. – Sólo quiero que estés lista cuando vaya a buscarte.
Kay: – No te preocupes, lo estaré –rió la muchacha con cierto nerviosismo. ¿No lo estoy siempre?
Michael: – Sí, desde luego. Por eso eres para mí la mejor de las chicas.
Kay: – Te quiero. ¿Por qué no me dices que tú también me quieres?
Michael: – Ahora no puedo, después de mirar a los cuatro hombres que estaban sentados en la cocina. Quedamos para esta noche ¿de acuerdo? –De acuerdo. Michael colgó el auricular.
Escena2 – ¿Ha llegado ya Clemenza? –preguntó Sonny.
– Pues dile que lo deje todo y venga aquí enseguida –ordenó Sonny–. Tiene cosas más importantes que hacer. Que venga también Tessio.
– ¿Te has encargado de él? –dijo Sonny secamente, dirigiéndose a Clemenza.
– No volverás a verlo –fue la respuesta del “caporegime”.
Sonny preguntó a Hagen:
– ¿Has tenido suerte con Sollozzo?
Hagen hizo un gesto negativo.
– Es un individuo listo –dijo Sonny–, el más listo con el que se ha enfrentado nuestra Familia. Tal vez se imagina que queremos ganar tiempo mientras mi padre se recupera, o que esperamos la ocasión de cazarle a él.
– Seguro que algo sospecha –asintió Hagen–. Sin embargo, no le queda más remedio que negociar. Mañana quedará todo arreglado, estoy seguro.
En aquel momento, uno de los hombres de Clemenza llamó a la puerta y, después de recibir el permiso, entró en la oficina.
– Acaban de dar la noticia por la radio –informó a su jefe directo: la policía ha encontrado a Paulie Gatto, muerto en su coche.
– No se preocupe –respondió Clemenza, asintiendo.
Escena 3 De la cocina salía un rumor confuso de voces. Clemenza fue a ver qué ocurría. Cuando regresó al despacho llevaba en las manos el chaleco a prueba de balas de Luca Brasi. Envuelto en el chaleco había un pez muerto.
– El Turco se ha enterado de lo de su espía, Paulie Gatto –declaró Clemenza.
– Y ahora nosotros sabemos lo de Luca Brasi –concluyó Tessio.
Sonny encendió un cigarrillo y bebió un trago de whisky.
– ¿Qué demonios significa ese pez? –preguntó Michael, asombrado.
Hagen, el irlandés, el consigliere, respondió a su pregunta:
– El pez significa que Luca Brasi está durmiendo en el fondo del mar. Es un antiguo mensaje siciliano.
Escena 4 Michael y Kay cenaron juntos y tomaron unas copas.
– ¿Cuándo irás a visitar a tu padre? –le preguntó Kay de pronto.
– La hora de visita termina a las ocho y media –respondió Michael, mirando su reloj–.
– Siento mucho lo de tu padre –dijo Kay–. El día de la boda de tu hermana me pareció un hombre muy simpático.
– Lo mismo pienso yo –respondió Michael.
– ¿Qué piensas hacer? –Preguntó Kay–. ¿Piensas participar en esta guerra entre gángsters de que hablan los periódicos?
Michael sonrió y se desabrochó la chaqueta.
– Mira, no llevo armas.
Kay se echó a reír.
Como se estaba haciendo tarde, ambos subieron a su habitación. Se sentó sobre las rodillas de Michael. Debajo de su vestido sólo había seda y la piel desnuda, una piel ardiente que los dedos de Michael no tardaron en acariciar. Se tendieron en la cama y, sin desnudarse, se besaron apasionadamente y se hicieron el amor.
– ¿Es eso lo que los soldados llaman un “rápido”? –preguntó Kay.
– Sí –respondió Michael.
– Pues no está mal –dijo Kay, seriamente.
Siguieron bromeando y charlando durante un rato, hasta que Michael, inquieto, se levantó y miró su reloj.
– ¡Vaya! Son ya casi las diez. Tengo que ir al hospital.
Antes de que él se marchara, Kay preguntó:
– ¿Cuándo volveré a verte?
Michael le dio un beso.
– Quiero que te vayas a tu casa y que pienses bien en lo que acabo de decirte –respondió. No quiero que te veas mezclada en todo esto. Después de las vacaciones de verano regresaré a la universidad. Nos veremos en Hanover ¿de acuerdo?
– De acuerdo –contestó la muchacha.
Escena5 – Soy Michael Corleone –dijo a la enfermera. Sólo quería ver a mi padre. ¿Dónde están los agentes que deberían custodiarle?
La enfermera era una chica joven y guapa, muy convencida de la importancia de su trabajo.
– Su padre recibía demasiadas visitas –dijo.
– Gracias. Supongo que no tendrá inconveniente en que me quede unos minutos con mi padre ¿verdad?
La muchacha le dirigió una encantadora sonrisa.
– Bien, pero sólo un ratito. Luego tendrá que marcharse. Son las normas ¿comprende?
Pulsó el timbre para llamar a la enfermera. Decidió seguir su propio criterio y prescindir de las indicaciones de Sonny. Cuando llegó la enfermera, Michael le dijo:
– No quiero que se asuste, pero tenemos que trasladar a mi padre enseguida a otra habitación o a otro piso. ¿Puede usted desconectar todos estos tubos, de modo que podamos sacar la cama?
– Pero eso es ridículo –balbuceó la enfermera. Necesitamos el permiso del médico.
Michael habló con gran rapidez:
– Seguramente habrá leído lo que los periódicos dicen de mi padre. Como ve, aquí no hay nadie para protegerle. Pues bien, acaban de avisarme que no tardarán en venir al hospital varios hombres para asesinarle. Créame y ayúdeme.
– No será preciso desconectar los tubos –dijo enfermera. -Podremos trasladarlo todo junto-.
– ¿Hay alguna habitación vacía? –susurró Michael.
– Sí, una al final del pasillo.
El traslado se efectuó en pocos minutos.
En aquel momento, Michael oyó la voz de su padre cansada pero fuerte, como siempre.
– ¿Eres tú, Michael? ¿Qué ocurre?
Michael se inclinó sobre la cama. Tomó entre la suyas una de las manos de su padre.
– Soy Mike. No temas. Ahora escucha: no hagas menor ruido ni digas nada, sobre todo si alguien pronuncia tu nombre. Quieren matarte ¿comprendes? Pero no te preocupes; yo estoy aquí.
Don Corleone, que todavía no era plenamente consciente de lo que había sucedido el día anterior, padecía terribles dolores. Sin embargo, dirigió una complacida sonrisa a su hijo, como si de ese modo quisiera decirle: “¿Por qué debería tener miedo ahora? Han querido matarme desde que tenía doce años”.
Escena 6– Don Michael ¿es que no me recuerda? Soy Enzo, el ayudante del panadero Nazorine, el Paniterra; ahora soy su yerno. Su padre me salvó la vida al conseguir que el Gobierno me dejara permanecer en América.
Michael hizo un gesto de asentimiento. Ya se acordaba de él.
– He venido a hacer una visita de cortesía a su padre –prosiguió Enzo–. ¿Cree usted que me dejarán entrar a estas horas?
– No, pero gracias de todos modos –contestó Michael con una sonrisa–. Le diré al Don que ha venido usted.
Por la calle llegaba un coche a toda velocidad. Michael se puso en guardia inmediatamente.
– Aléjese ahora mismo –advirtió al muchacho–. Puede haber problemas. No le interesa en modo alguno tener líos con la policía. En su situación...
Vio el temor reflejado en el rostro del joven italiano. Al mínimo desliz, Enzo corría el peligro de ser deportado.
– Si hay problemas, quiero estar aquí para ayudar –replicó el joven con voz firme–. El Padrino se lo merece todo.
Michael, todavía tranquilo, dijo con acento irónico:
– ¿Cuánto le paga el Turco por “defender” a mi padre, capitán?
El oficial se volvió hacia él.
– Inmovilizadle –ordenó a los dos corpulentos policías.
Michael sintió que le agarraban los brazos con fuerza. Vio que el enorme puño del capitán avanzaba en dirección a su cara.
– Por Dios, capitán: le ha hecho daño de verdad.
– Ni siquiera lo he tocado –replicó el capitán, casi gritando–. Me atacó y se cayó. ¿Entiende? Se negaba a dejarse arrestar.
Escena7 A la mañana siguiente, cuando despertó, supo que le habían soldado la mandíbula y que había perdido cuatro dientes del lado izquierdo de la boca. Junto a él estaba Hagen.
– ¿Me anestesiaron? –preguntó Michael.
– Sí –respondió Hagen–. Tenías trozos de hueso clavados en las encías, y sin anestesia hubieras sufrido mucho.
– Aparte de lo de la mandíbula y la boca ¿tengo algo más?
– No, nada –contestó Hagen–. Sonny quiere que vayas a Long Beach. ¿Te sientes con fuerzas para el viaje? –Desde luego. ¿Cómo está el Don? Hagen se sonrojó.
– Creo que el problema está resuelto. Hemos contratado a una agencia de detectives, y toda la zona alrededor del hospital está siendo vigilada. Ya terminaré de contártelo todo durante el viaje.
– Tal vez pensó que éramos presa fácil porque no devolvimos el primer golpe. Ahora, con uno de los hijos de los Tattaglia muerto, sabe que no puede jugar con nosotros. Al disparar contra el Don, Sollozzo inició un juego demasiado peligroso. Olvidaba decirte que hemos confirmado lo de Luca. Lo mataron la noche antes del atentado contra tu padre, en el night–club de Bruno. ¿Qué te parece?
– No me extraña que lo sorprendieran con la guardia baja –dijo Michael.
Escena8 – El negociador ha llamado mientras estabais fuera –dijo Sonny a Hagen–. El Turco quiere reunirse con nosotros enseguida.
– ¿Y qué le has contestado? –preguntó Hagen, cautelosamente.
Sonny sonrió.
– He aceptado, naturalmente. Tengo un centenar de hombres en la calle las veinticuatro horas del día. Si Sollozzo se deja ver, es hombre muerto.
– ¿Hubo una propuesta concreta? –quiso saber Hagen.
– Sí. Quiere que enviemos a Mike a hablar con él. El negociador nos garantiza la seguridad de Mike. Sollozzo no nos pide garantías para él, pues sabe que no está en condiciones de pedirlas. Así, pues, quiere ser él quien lo arregle todo. Los hombres del negociador llevarán a Mike al lugar de la entrevista. Mike escuchará a Sollozzo, y luego le dejarán ir. Pero el lugar de la reunión es secreto. La promesa es que el trato será tan bueno, que no podremos rechazarlo.
– ¿Y qué hay de los Tattaglia? –preguntó Hagen–. ¿Cómo les habrá sentado lo de Bruno?
– Eso forma parte del trato. El negociador dice que la familia Tattaglia está de acuerdo en seguir con Sollozzo. Olvidarán lo de Bruno. Es el precio que han tenido que pagar por lo que hicieron a mi padre. Según ellos, una cuenta borra la otra.
– Creo que deberíamos escuchar lo que tienen que decirnos –apuntó Hagen, prudente.
Sonny movió varias veces la cabeza exageradamente, en señal de negativa.
– No, no, consigliere, esta vez no.
– Las otras Familias no permitirán una guerra abierta –dijo Hagen–. Sería demasiado perjudicial para todos.
Sonny se encogió de hombros.
– Pues tienen una solución muy sencilla –contestó–. Que me den a Sollozzo, o que luchen contra la familia Corleone.
Sonny permaneció en silencio unos segundos y luego, rudamente, prosiguió:
– No más consejos, Tom. Ya he tomado una decisión. Tu misión es la de ayudarme a vencer. ¿Entendidos?
Por primera vez, Michael abrió la boca.
– ¿Es posible trasladar al Don aquí? –preguntó a Hagen.
– Eso es lo primero que pregunté –respondió Hagen–. Es imposible.
Sonny, con la mano en la barbilla, meditaba profundamente.
– Tienes razón, muchacho –convino–. Has dado en el clavo. No debemos dar a Sollozzo la oportunidad de descargar un nuevo golpe contra el Don.
– ¿Y qué hay del capitán McCluskey? –intervino Hagen.
Sonny se volvió a Michael y le dirigió una extraña sonrisa.
– Eso. ¿Qué hay del duro capitán de la policía?
– Lo que propongo es una medida extrema, ya lo sé –replicó Michael, midiendo cuidadosamente sus palabras–. Sin embargo, hay ocasiones en que cualquier extremismo está justificado.
– Quieren que me entreviste con Sollozzo. Bien. Seríamos tres: yo, Sollozzo y McCluskey. Arréglalo todo para pasado mañana y ordena a nuestros informadores que procuren averiguar dónde se celebrará la conferencia. Insiste en que tiene que ser un lugar público: no voy a permitir que me lleven a ninguna casa o apartamento. Que sea un bar o un restaurante, y a la hora de la cena, cuando el local esté más lleno de gente. Así todos nos sentiremos más seguros. Ni siquiera un hombre tan desconfiado como Sollozzo podría imaginar que pensamos disparar contra el capitán allí mismo. Naturalmente, me registrarán, por lo que deberé acudir a la cita sin armas. Necesitamos que alguien me proporcione un arma después. Me encargaría de los dos.
– ¿Que tú te encargarás de los dos? –Dijo Sonny–. Vamos, muchacho; te aseguro que no conseguirás ninguna medalla. Lo que sí te garantizo, en cambio, es que acabarás en la silla eléctrica.
Michael se levantó.
– Creo que harías bien en dejar de reírte.
– No crees que soy capaz de hacerlo ¿eh, imbécil?
–– Mira, Sonny –dijo Mike–, creo que mi propuesta es la única salida viable. No podemos dar a Sollozzo otra oportunidad de liquidar a nuestro padre. Parece que yo soy el único que tendrá ocasión de estar cerca de él.
Hagen hizo un gesto de impaciencia.
– Sollozzo no permitiría que te acercaras a él, ni aunque contara con el apoyo de diez capitanes de la policía.
De nuevo Michael sintió aquella deliciosa frialdad en todo su cuerpo.
– No tenías por qué ordenarme que no hablara con mi chica de un asunto como éste –dijo Michael–. ¿Qué creías que iba a hacer? ¿Llamarla para decirle adiós?
– De acuerdo, Mike –respondió Sonny, sin dar importancia a la observación de su hermano–. Pero todavía eres un novato y he preferido aclararlo todo. Olvídalo.
Con una mueca que quería ser una sonrisa, Michael replicó:
– ¿Qué quieres decir con eso de novato? He escuchado siempre los consejos de nuestro padre con la misma atención que tú. De no haberlo hecho así ¿crees tú que sería tan listo?
Y los dos hermanos se echaron a reír.
Hagen sirvió bebida para todos. Parecía un poco triste. El estadista obligado a hacer la guerra, el abogado obligado a recurrir a la ley...
– Bien. De cualquier modo, por lo menos ahora sabemos qué vamos a hacer –dijo.
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